Por un lado sabemos que es un negocio y en tanto y en cuanto se haga desde un punto de vista estrictamente ético, debe seguir siéndolo
El artista compone, graba y edita su música, entre otras muchas cosas, para ganar dinero, ya que es su medio de vida.
Y las empresas discográficas venden esas ediciones, también para ganar dinero, porque ese es su trabajo.
Y esta bien que eso suceda.
Pero también sabemos que al igual que lo libros, al igual que las películas, al igual que las revistas y los periódicos que se editan en un país, los discos también forman parte indisoluble de la historia, la cultura, la educación y de la identidad del pueblo que lo habita.
Y esto es justamente lo que hace complejo al tema: por un lado está el negocio (y todo lo que esto conlleva) y por otro lado la importancia de preservar para las generaciones venideras el acervo de la cultura nacional.
Todos conocemos la Biblioteca Nacional o por lo menos, hemos oído hablar de ella.
La Biblioteca Pública de Buenos Aires, antecesora directa de la Biblioteca Nacional, fue creada por decreto de la Primera Junta, el 13 de septiembre de 1810. Su primera sede estuvo en la Manzana de las Luces, en la intersección de las actuales calles Moreno y Perú.
La Junta pensó que entre sus tareas estaba la de constituir modos públicos de acceso a la ilustración, visto esto como requisito ineludible para el cambio social profundo.
Mariano Moreno impulsó la creación de la Biblioteca como parte de un conjunto de medidas (la edición, la traducción, el periodismo) destinadas a forjar una opinión pública atenta a la vida política y cívica.
La Biblioteca Nacional es el ente del estado que conserva en su ámbito todos los libros que se editan en nuestro país.
Hay una ley vigente de hace años que establece que todo libro impreso de manera particular y/o privada en nuestro país, le deben ser entregados a la BN, cierto numero de ejemplares, para su preservación y consulta gratuita de quien lo desee.
Lo mismo sucede con los diarios y revistas.
La Hemeroteca funciona dentro del ámbito de la BN, como un anexo.
Y qué ocurre con los fonogramas? ….¿Qué es un fonograma?
Es la fijación de una obra sonora. Es un bien inmaterial. No es el disco.
Un disco “contiene” fonogramas. Ej. Una canción grabada es un fonograma. (CAPIF representa a la industria argentina de la música. Es una organización sin fines de lucro integrada por compañías discográficas multinacionales e independientes.
Es miembro de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI).
El 25 de junio de 1958, la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas recibió la Personería Jurídica a través del Decreto del Poder Ejecutivo Nº 1715.)
Hace unos meses, la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández firmó el decreto que crea la Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional (CINAIN) como ente autárquico y autónomo dentro de la Secretaría de Cultura de la Nación.
La Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional tiene como función, cuidar y preservar el cine nacional y también lo más destacado de la producción internacional que, a través de las pantallas, también pasó a ser parte de nuestro imaginario.
Todos esos materiales hasta la creación de este ente, eran destruidos sistemáticamente por falta de lugar adecuado para preservarlo.
Y las ediciones fonoaurales?
Nada.
No existe aun en el país, ningún ente que se dedique a la preservación y cuidado del material discográfico que se edita en la Republica Argentina.
Solo la buena voluntad y el trabajo altruista de coleccionistas particulares, permiten conservar ediciones que por el paso del tiempo han sido olvidadas, destruidas, no reeditadas y/o descatalogadas por las empresas editoras.
Ya sea porque estas empresas, han desaparecido o sencillamente porque no les reditúa beneficio comercial alguno.
Incluso ha habido casos en que han desaparecido para siempre masters de cintas, ya que las originales han sido borradas para sobre grabarlas, debido a la falta de insumos.
Somos muchos los amantes de la música en nuestro país.
Y también somos varios los que en algún momento nos hemos preguntado porque no existe una FONOTECA NACIONAL.
Probablemente se piense, también, que es solo función de nuestros gobernantes ocuparse de este asunto.
Y alguno pensará que es una utopia proponerla y realizarla.
Y mientras seamos “voluntades dispersas” quizás lo siga siendo.
Por eso se nos ocurrió juntarlas y hacer el intento. Hoy la tecnología es una herramienta fantástica para poder hacerlo.
Sin ánimo de adueñarnos o acaparar esta idea.
Solo hemos tirado la primera piedra y solo nos mueve el afán de realizar un acto de preservación de la música que innegablemente fue, es y será parte de nuestra cultura, como individuos, como pueblo y como habitantes de esta querida tierra.